Envíanos un mensaje

Llegó una vez un profeta a una ciudad y comenzó a gritar, en su plaza mayor, que era necesario un cambio de la marcha del país.

El profeta gritaba y gritaba y una multitud considerable acudió a escuchar sus voces, aunque más por curiosidad que por interés. Pensamientos, frases celebres, historias para reflexionar, pensamientos y reflexiones, frases y pensamientos, pensamientos de reflexión, pensamientos poeticos, pensamientos positivos, pensamientos cortos, frases y citas celebresY el profeta ponía toda su alma en sus voces, exigiendo el cambio de las costumbres.

Pero, según pasaban los días, eran menos cada vez los curiosos que rodeaban al profeta y ni una sola persona parecía dispuesta a cambiar de vida. Pero el profeta no se desalentaba y seguía gritando. Hasta que un día ya nadie se detuvo a escuchar sus voces. Mas el profeta seguía gritando en la soledad de la gran plaza. Y pasaban los días. Y el profeta seguía gritando. Y nadie le escuchaba. Al fin, alguien se acercó y le preguntó:

"¿Por qué sigues gritando? ¿No ves que nadie está dispuesto a cambiar?"

"Sigo gritando" -dijo el profeta- "porque si me callara, ellos me habrían cambiado a mí."