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En la actualidad debido a los cambios sociales, económicos e inclusive la cultura se ha desatacado la necesidad de cambios organizacionales pero a partir de las competencias personales. Estas competencias no solo tienen que ver con las competencias técnicas sino que también con las competencias intrapersonales e interpersonales, que aluden al dominio de habilidades para el manejo emocional, el autoconcepto, la automotivación y a las habilidades para relacionarse con las demás personas.Las 6 competencias de la inteligencia emocional en el trabajo, inteligencia emocional, inteligencia emocional en el trabajo, mejorar la inteligencia emocional, la inteligencia emocional en la empresa, taller de inteligencia emocional, curso inteligencia emocional En estudios realizados y en ejemplos no lejanos a la realidad encontramos que las competencias intra e interpersonales en complemento con las competencias técnicas permiten un mayor nivel de productividad y satisfacción en las empresas, y en general en la vida diaria.

En cifras y estadísticas se ha identificado sorprendentemente que el 7% de las habilidades para liderar, por ejemplo, tiene que ver con competencias relacionadas con el coeficiente intelectual, y el 93% tiene que ver con habilidades de inteligencia emocional. Pero ¿Estas habilidades son innatas? ¿Quién nos enseña a desarrollar estas habilidades? ¿Si son estas habilidades de suma importancia para el desempeño personal y laboral, cómo las adquirimos? Las personas podemos tener una predisposición para desarrollar ciertas habilidades con mayor facilidad sin embargo no quiere decir que no se pueden aprender, al contrario, son habilidades que se aprenden y desarrollan toda la vida para mejorar nuestro desempeño en todas las áreas de nuestra vida, recordemos que las competencias se van adquiriendo con base a la experiencia, aplicando el conocimiento previo e incorporando el nuevo, hasta llegar al dominio de la misma. Los programas actuales para poder desarrollar una competencia trabajan con 3 áreas que nos permiten saber, saber hacer, y saber ser, esto es mediante el desarrollo cognitivo, desarrollo conductual y desarrollo emocional.

A partir de que Daniel Goleman publicara en 1995 su libro sobre Inteligencia Emocional, las intervenciones para la mejora de las competencias socio-emocionales que incrementen los resultados organizacionales se han sucedido a lo largo de todo el mundo. Algunas de esas intervenciones e investigaciones han estado encaminadas a facilitar la creación de equipos de trabajo eficientes, siendo aquellos con capacidad de innovar, comunicarse directa y libremente, gestionar los conflictos constructivamente y participar de forma activa, y cumpliendo de manera satisfactoria con las metas establecidas a nivel grupo y nivel organizacional.

A lo largo de las investigaciones alrededor de la Inteligencia Emocional se han distinguido 6 competencias principales en el desarrollo de una IE aplicado tanto en el ámbito personal como en el laboral. Estas competencias son las siguientes:

1. Autoconocimiento: El componente del autoconocimiento exige un conocimiento íntimo y exacto de nosotros mismos y de nuestras emociones. Asimismo, requiere la comprensión y la predicción de nuestras reacciones emocionales ante las situaciones. Una persona emocionalmente competente en lo relativo al autoconocimiento también es totalmente consciente de sus valores y creencias básicas, y conoce el impacto y el efecto de comprometerse con esos componentes básicos.

2. Autorregulación: Esta habilidad comprende una maestría total en el manejo de las emociones. Las emociones, tanto las positivas como las negativas, se canalizan de la manera más productiva cuando controlamos la emoción, en lugar de ser la emoción la que nos controle a nosotros. Una persona que domina y controla sus emociones puede anticipar y planificar sus reacciones emocionales para optimizar su eficacia.

3. Empatía. La empatía exige la habilidad para comprender cómo los demás perciben las situaciones. Esta percepción incluye el saber cómo se sienten los demás en relación con un conjunto específico de sucesos o circunstancias. La empatía exige conocer la perspectiva de los demás y ser capaz de ponerse en el lugar del otro.

4. Relaciones Sociales. Es la habilidad para crear unas relaciones y unos lazos genuinos con los demás, llevar a cabo formas de comunicarse de una manera eficaz y asertiva. La habilidad de las relaciones sociales nos permite demostrar preocupación, apoyo e interés por los seres humanos en todas las situaciones de la vida, y asimismo nos permite resolver problemas interpersonales con alternativas eficaces.

5. Influencia Personal. La influencia personal es la habilidad para inspirar a otros a través del ejemplo, las palabras y las obras. Nos permite transmitir a los demás, ideas, opiniones y motivaciones que lleven a cumplir un objetivo definido.

6. Dominio de la Visión. El dominio de la visión exige que la persona tenga la habilidad de fijar una línea de acción y una visión guiada por una sólida filosofía personal. Permite tener metas claras y actividades definidas que nos lleven a las metas planteadas.

Conclusión:

Como bien se evidencia en la propia esencia de la inteligencia emocional, las emociones son el motor de cualquier acción. Si no utilizamos métodos que contacten directamente con el interior y el “corazón” de las personas difícilmente lograremos provocar cambios en los demás, o en nosotros mismos. Es por este motivo que cada vez se está utilizando este modelo en más empresas, trabajando bajo el principio de que las personas son el motor más importante en las empresas, pero viendo bajo un enfoque más humanista que permita trabajar con el desarrollo y crecimiento personal de los trabajadores, y no solo la parte productiva en favor de la producción y economía, pues trabajando el potencial y competencias de los trabajadores lo demás se dará por añadidura.

Autor: Magdalena Frías consultora de HumanSmart.