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Todo proceso de crecimiento y desarrollo personal empieza por el auto conocimiento: si no sé dónde estoy parado ahora, no podré saber hacia dónde dar el primer paso para alcanzar las metas de crecimiento personal.

El auto conocimiento me permite entender que yo soy el resultado de mis decisiones y acciones a lo largo de la vida. Que cada acción realizada ha dejado huellas en mí creando hábitos: algunos positivos, otros negativos. Asimismo comprendo que puedo cambiar y mejorar precisamente mediante pensamientos, emociones y acciones que se trasforman en hábitos y rasgos de mi personalidad.

Pero, no es suficiente conocerse, hay que valorarse, estimarse, quererse. Un auto conocimiento frío o hasta hostil me puede bloquear en vez de ayudar para el crecimiento. Es importante que me acepte como soy, y a partir de esta aceptación comprensiva y a veces compasiva, me puedo querer y precisamente porque me quiero vislumbro la posibilidad de mejorar y desarrollarme.

Al quererme, aprendo a valorar todo lo que me identifica, en particular mis emociones y sentimientos. El contactar con el propio organismo y con las emociones es el camino para conocerlas, expresarlas y manejarlas. En este proceso entiendo que la verdadera causa de mis emociones son mis pensamientos y creencias, mis recuerdos del pasado y mis preocupaciones para el futuro. Trabajando pensamientos, creencias, recuerdos y preocupaciones puedo regular mi mundo interior emocional y desde ahí realizar acciones más eficientes y maduras.

Al asumir la responsabilidad de mis emociones aprendo también a tomar las riendas de mi vida, a poner dentro de mí el control, así me vuelvo proactivo, dejo de echar la culpa a los demás o a esperar que las cosas sucedan.

El camino de la responsabilidad me lleva a decidir que quiero lograr en mi vida, qué tipo de persona quiero ser, qué metas quiero lograr: me vuelvo una persona orientada hacia las metas, una persona que sabe sacar provecho de la experiencia pasada, mirando el futuro y con los pies bien apoyados en el presente. Todo esto lo hago con método y no de manera improvisada.



Mi vida se vuelve tan valiosa que decido aprovechar el tiempo, que es precisamente lo que me queda de vida. Desarrollo habilidades de planeación, priorización y organización que me permiten un uso eficiente del tiempo.

En este proceso tengo siempre presente que no vivo aislado, que soy un ser social y relacional. Por lo tanto aprendo a convivir con los demás aceptando las diferencias y buscando negociar eficientemente acuerdos de convivencia enriquecedora en un paradigma "yo gano - tú ganas".

Perfecciono mi capacidad de comunicación. Sin comunicación no hay relación, no hay negociación, no hay equipo. Entiendo que la calidad de mis relaciones depende en gran parte de la calidad de mi comunicación y por lo tanto me entreno en las habilidades comunicativas buscando ser siempre más asertivo.Comprendo que no puedo lograr mis metas personales sin el apoyo de los demás. Comprendo que hay metas comunes que generan equipo y requieren sinergia. Aprendo así a trabajar en equipo, en el trabajo, en la familia y en la sociedad. Invierto todos los hábitos positivos desarrollados en la integración de equipos de alto rendimiento.Finalmente me cuido, porque no hay resultado si se desgasta el recurso: busco un equilibrio de vida y trabajo.

Estos son los 10 hábitos, las 10 claves del éxito personal.Y este es el camino del desarrollo humano equilibrado.

Fuente: http: //www.managementjournal.net/