Estamos atravesando tiempos de cambio dentro del mundo corporativo. Sin embargo, a diferencia de otras épocas, donde el cambio daba lugar a un período de estabilidad, actualmente es el cambio en si mismo quien aparece como el único elemento permanente.
En consecuencia, la realidad exige a las empresas y a sus ejecutivos amoldarse a este panorama para evitar el fracaso.
Por ello, entre las principales competencias que debe poseer cualquier directivo, se relaciona con esta realidad instalada a nivel global, donde ya no alcanza que un ejecutivo pueda anticiparse y adaptarse al cambio, sino
que tiene que ser capaz de "vivir en el cambio", lo cual marca un diferencia apreciable.
Esta competencia, imprescindible en la actualidad, implica la necesidad de contar con otras aptitudes que le permitan desenvolverse con éxito, como la capacidad de innovación y la creatividad, las cuales marcan una diferencia, ya que estos directivos
deben necesariamente pensar más allá de los paradigmas instalados por los éxitos del pasado.
En consecuencia, la velocidad de los cambios exige contar con una mayor capacidad para aprender y adaptarse rápidamente a las novedades, concebir los negocios de una manera diferente y abandonar la denominada "zona de
confort", la cual implicaba la tendencia a repetir aquellas estrategias que dieron resultados en otros tiempos.Otra competencia fundamental que aparece en este contexto se relaciona con el cambio de estilo en el liderazgo y la
gestión de personas, donde el ejecutivo debe transformarse en un verdadero coach de su equipo de trabajo.
Si bien siempre se resalta la importancia de que la gente trabajando en equipo (con objetivos claros y un enfoque común) hace la diferencia, a pesar de los recientes cambios positivos en el estilo de liderazgo en las organizaciones,
queda mucho camino por recorrer.En la actualidad, un ejecutivo lidera equipos diversos, conformados por personas de diferentes generaciones que no comparten los mismos valores. Es allí donde el líder del grupo, sin importar a que
generación pertenezca, debe tener la capacidad de adaptar su modo de comunicación a la realidad que la conformación de su equipo requiere.
Entonces, desarrollando un estilo de comunicación abierto, comprendido por todos y con una gran capacidad para obtener el máximo potencial de trabajo de su gente, un ejecutivo podrá obtener los resultados que exige la
realidad actual. Lejos quedaron los tiempos donde un estilo de liderazgo conductista y en algunos casos, hasta autoritario, generaba resultados.
Para completar este set de competencias aparece otra, fundamental para el ejecutivo de estos tiempos, que es la capacidad de autorreflexión y autodiagnóstico, la cual le permita tener una mirada profunda de sí mismo, identificar
sus fortalezas y sus áreas de desarrollo, conocer sus capacidades y limitaciones en los roles que le tocan.
Solo de esta forma, el ejecutivo estará preparado para transformar todas aquellas competencias que le permitan transitar exitosamente estos tiempos donde lo único permanente es el cambio.Conceptos relacionados:
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